viernes, 29 de julio de 2011

ELLOS...Y NOSOTROS

                                                           Las Dos Argentinas

La nuestra
A partir del 2003: Salir del infierno, -como decía el flaco- salir de a poco pero sin pausa. Renovar una corte suprema corrupta, pagar la deuda y librarse del FMI. Muchos, (muchísimos) nuevos puestos de trabajo. Poder jubilarse –aún si casi toda la vida nos habían pagado en negro- y no nos figuraban aportes. El crecimiento imparable de las reservas en esta querida Argentina que durante años fue saqueada. El alivio por la economía estable.  La Asunción de Cristina.
la de ellos
La 125 y la Sociedad Rural mostrando sus garras una vez más, patéticamente acompañados por cómplices impensados tiempo antes. La tilinguería porteña saliendo a la calle defendiendo “los campos” que jamás tuvieron ni tendrán. “Yegua”, “Renuncia Cristina”. Los miles de litros de leche derramada en las rutas. Los cortes y TN reivindicando “la lucha”, Lilita y De Genaro como la biblia junto al calefón. La oportuna trompada de D’ Elia pasada una y otra y otra vez por canal 13 “evidenciando la violencia de los kirchneristas”. Judas: mi voto no es positivo.
La nuestra
La nacionalización de las AFJP, la nueva ley de Medios Audiovisuales, la Asignación Universal por hijo (ahora también  para embarazadas). El Matrimonio Igualitario. Futbol para todos. El Bicentenario.
27 de Octubre, dolorosamente inolvidable. Miles y miles de argentinos llorando su pena. Filas incansables. Lluvia. “Señora Presidenta, algún día los hombres de Campo tendrán que pedirle perdón”. Un joven y el Ave María. Lula, Evo, Chávez, llorando por el amigo. Ese Lupin incansable, imparable,  constructor de sueños que rechazo El Alca con valentía difícil de creer y se convirtió en uno de los líderes del Mercosur y  Unasur.
Ellos (los nostálgicos del pasado esperando que renuncie) Pero hermosa, -hermosa además de inteligente, estadista sorprendente a cada paso- continua su labor vestida de negro, con el terrible dolor a cuestas y los dientes apretados. Rodeada de lo mejor que ella misma eligió. Encontrando nuevas estrategias económicas, las ventas que crecen, los científicos regresando al país sin que se los envíe a lavar los platos como mandaba el Cavallo de Menem, de Duhalde, de Magnetto, de la Alianza y de la Sociedad Rural. Ella y Tecnopolis. 103 nietos recuperados, juicios que avanzan apartando a genocidas del aire que respiramos.
La Argentina, esta Amada Patria nuestra innegociable, afronta (como presentíamos) los ataques más feroces porque el pasado se  niega a replegarse justamente en eso que es: un pasado injusto, diríamos que tenebroso. Pasado que se asoma cada vez que puede como en Formosa hace un tiempo y ahora en Jujuy. Trata de implantarnos la vergüenza de un Del Sel y la continuidad de Mauricio “que es Macri” como decía Néstor, con sus campañas sucias, el cinismo y la chabacanería de un Ali Baba con sus más de cuarenta ladrones.
“La Argentina debe tener relaciones serias con Brasil” dice con su par de papas en la boca mientras Cristina renueva lazos (y abrazos de verdadero afecto) con Lula y Dilma. La impunidad para mentir entonces, llega a picos impensables. Clarín sigue ocultando y difamando al igual que La Nación, pero sus ventas de diarios  cada día son menores.
¿Hasta cuándo soportaran muchos argentinos la presión del Gran Monopolio que taladra y taladra la cabeza diariamente con una nueva fabula? ¿Llegara el momento en que se arrodillen sumisos frente al complot preciosamente elaborado? ¿O por el contrario, reaccionaran hartos ya, diciendo basta (con su voto) a tanta impunidad de la caterva delincuencial?
Ella (nuestra Morocha Argentina) mientras tanto trabaja. Cada día sin parar. No está sola, nosotros la acompañamos. Con los errores y aciertos que puedan mostrarnos como lo humanos que somos. La acompañamos y la amamos, como amamos a nuestro querido país. Seguro, porque -como Perón y Eva allá hace no tanto tiempo-, la morocha y el flaco nos devolvieron algo que es más fuerte, más valioso, más enorme que cualquier cosa, nos recordaron esa palabra perdida, arrumbada, esa que ni siquiera parecía desempolvarse: la dignidad. Y nos pusieron de pie, algo hermoso, liberador, algo que cuando se prueba, ya no se abandona.





4 comentarios:

carlos dijo...

Hermosa nota

Laura dijo...

la verdad...hermosa!!!

Anónimo dijo...

Nunca leì algo mas PATETICO

Lorena Cormick dijo...

Si crees que es patetico, y sentis que tenes razón, ¿porqué no firmas con tu nombre? si no me equivoco es la segunda vez que dejas comentarios "anonimos"...todo un chanta ¿o es cobardia?