viernes, 15 de julio de 2011

FEDERICO

                                   Federico

Hoy, como tantos otros días te recuerdo mucho, pero mucho. Imagino, me pregunto, fantaseo: ¿en qué mundo estarás?,  con tu risa franca, amplia, contagiosa. Seguro que  recorriendo lugares desconocidos para nosotros, lugares más calmos, aunque intensos. Lugares de todos los colores, lugares límpidos y placenteros.
Luego me digo que es una forma de aliviar la desazón al saber  que tan joven, no podes disfrutar de estas alegrías y también estos dolores de los pueblos que trabajan incansablemente para tan solo, ser felices.
Me digo también que estarías –de seguro- apoyando y acompañando a tu hermano en su militancia política, ese hermano menor que tanto admiraste siempre, a veces minimizando tu propia inteligencia y sabiduría que fueron inmensas. Sin embargo vos los admirabas a ellos, a los tres, poniéndote siempre en último lugar, con la humildad de los grandes.
No ignoro como tomarías el éxito fatal que mantiene la Ciudad de Buenos Aires apoyando la política frívola de globos multicolores, Fredy Mercuri (que te gustaba) y los hospitales sin insumos. Ni descarto tu apoyo incondicional a “La Mitad” que escribió Fito Páez como catarsis ante el dolor y la impotencia. Y las puteadas justas para quienes mantienen el egoísmo como parte de su existencia. Como puteabas a Mirtha Legrand ¿te acordas? “No solo por lo que dice mamá, me parece inmoral que muestre esas mesas con comidas exquisitas mientras en muchas casas los chicos y los viejitos ni tienen para comer”
Hay charlas que nunca olvido, que nos caracterizaron entre mate y mate (dulce para vos, amargo para mí). Una –inolvidable por cierto- fue cuando en la década del 90 veíamos por televisión a muchos jubilados viviendo de manera inhumana, algunos durmiendo en las entradas de algunos edificios de Capital Federal. “Sabes una cosa mamá, este planeta debería explotar en mil pedazos”; y lo que exploto fue una vena de tu cabeza rubia, agobiada por el dolor ajeno. Tu cabeza rubia, tus manos grandes, la risa sincera.
Me dijeron en muchas oportunidades que vos no eras para este mundo. Yo creo que sí, que muchos como vos tienen una sensibilidad al límite y por eso se comprometen y trabajan y luchan por los demás. Pero quizás el cansancio –pese a tus tan solo 26 años- te jugo mal, te agarro desprevenido.  
Decirte que te necesito está de más. Que te extrañamos cada día, está de más. Vos lo sabes de sobra. Descansa Federico, acá continuamos con el sueño de un mundo mejor. Un mundo para todos, ese que pretendías, ese que practicabas, tanto desde la solidaridad con cualquier animalito tirado en la calle, como con los pobres y los humillados, a los cuales desde chiquito, les llevabas para el frio intenso del invierno alguna frazada que me “robabas” del placard, o los paquetes de yerba y azúcar y el pan que sacabas de mi cuenta del almacén ”no tienen nada ma!”  y por lo que yo (aunque no te lo decía) engordaba de orgullo.  
No quiero molestar tu sueño, o tu realidad distinta. Simplemente quise conversar con vos un ratito. Vos descansa que nosotros nos hacemos cargo de lo que debemos hacernos cargo. Solidaridad con el otro, amor al más necesitado, y felicidad, por el país que este gobierno construye para todos. Este país actual que tanto hubieras disfrutado, pero que yo te cuento. Descansa hijo querido, aquí las cosas van bien. Un beso, mamá

5 comentarios:

carlos dijo...

Lorena ... que bello, cuantas sensaciones... siento mio lo que has escrito...ademas de estar "viejitos y sencibles"...maravilloso...Lorena te felicito desde lo mas profundo de mis sentimientos...TE FELICITO.

mariano dijo...

hermoso, mama... El poder ver en cada frase a Fede. y como siempre pienso esta lucha es por ellos que no estan. Que para muchos de nosotros son TANTOS! que a veces de solo persarlo falta el aire y ese nudo en la garganta que pensabamos olvidado, reaparece con furia... Pero tambien son ellos justamente los que nos enseñaron a ver la lucha con claridad y fuerza (cada uno con su personalidad) Fede, Eli, Papa, Alex, Ethel... todos nos acompañan siempre, en cada accion, en cada sonrisa, lagrima, lucha diaria...

Anónimo dijo...

Conmovedor, dolorosamente conmovedor y que fortaleza de madre hasta el asombro. Y es cierto a los hijos uno los quiere a todos por igual y a cada uno en particular, ya que cada uno es único, en sus sonrisa, su alegría o su llanto, y despiertan en nosotros sentimientos y sensaciones únicas que les corresponde y les pertenecen a cada uno. Un beso grande Lorena

Gustavo dijo...

No sé si pude enviar mi comentario porque la técnica no la manejo...decía algo así: mientras leía esta nota me llegó a mi emoria tu recuerdo, Fede, de una tarde en que junto a tu madre me escuchabas tocando en el piano melodías quizás nostálgicas que mucho me gustaban, que me acompañaban desde tiempo atrás, y que vos escuchabas atentamente a pesar de ser tan pero tan chiquito, y te vimos derramar lágrimas de sentimiento escuchandoi esas melodías...y ahí nuevamente supimos de tu extraordinaria sensibilidad demostrada a pesar de ser tan pequeño...la vida se había llevado a Gabriel (tu tío, mi primo) que desde siempre me siguió acompañando...luego la vida se llevó a mi Valeria...y luego a vos...tan joven...es que dicen que hay seres que no son para esta tierra....que son ángeles "traviesos" que quieren venir a observar pero no son para acá...que de tan traviesos se asoban hacia acá abajo y de tanto asomarse se caen...y Dios los deja...para que puedan ver...pero pronto se los vuelve a llevar porque no son de acá...son de allá...son especiales...Hoy el recuerdo de tu madre trajo a mim emoria este recuerdo tuyo que quise comparitr porque la muerte no existe...solo existe el olvido y mientras no se olvide estamos todos juntos...vos...tu madre...Gabriel...Valeria...yo
Tu tío
Gustavo

Lorena Cormick dijo...

Gracias Querido Gustavo, hermosísimo Recuerdo, Lorena